La Facultad de Educación de la
Universidad de Alicante es heredera directa del más antiguo centro de educación
superior de la Provincia, pues sus antecedentes se remontan al siglo XIX cuando, al
amparo de la Orden de la Regencia Provisional (1840) que autorizaba la creación
de Escuelas Normales en las provincias del país, se crea la primera Escuela Normal en el
Colegio de Santo Domingo de Orihuela en 1844, que en 1858 se trasladaba a
Alicante. Tras las vicisitudes propias de la historia del siglo XX, a partir de
1971 adopta definitivamente la denominación de Escuela Universitaria de
Formación del Profesorado ya en su ubicación del Castillo de San Fernando. 150
años más tarde de su inauguración, durante el curso 93/94, se produjo, como todo sabemos, el
traslado de la Escuela Universitaria desde el centro ubicado en el
Castillo hasta el espacio propio de la
Universidad.
La Facultad de Educación de la Universidad de Alicante
fue creada, por
transformación de la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de EGB,
por decreto del Gobierno Valenciano, el día 17 de septiembre de 1999. Tiene,
pues, en estos momentos, 12 años de recorrido como Facultad, aunque se acerca a los 175 de historia como centro
de formación de Profesorado.
Todo parece apuntar al hecho de que
será en los primeros meses de 2013 cuando se produzca el traslado definitivo al
nuevo centro recién construido en los terrenos cedidos por el ayuntamiento de San Vicente. Aunque
pudiera parecer algo casi anecdótico, consideramos que el traslado a
un edificio nuevo, diseñado ex profeso para ser Facultad de Educación,
bien pudiera marcar un hito de especial relevancia en la trayectoria de nuestra
Facultad.
En efecto, un nuevo edificio
invita a pensar en el arranque de una etapa nueva de asentamiento
definitivo de la Facultad en el entramado institucional y formador de la Universidad de Alicante. Tras
doce años de andadura, el proceso de aclimatación debería darse ya definitivamente
por cerrado de manera que la Facultad de Educación empezase a ser lo que
su trayectoria y su trascendencia
demandan en el marco general de la Universidad de Alicante y de la sociedad alicantina. Apostando por nuevas líneas de actuación y de trabajo que definan una Facultad de Educación constructiva, creativa, científica, que
potencie el desarrollo de competencias cognitivas, sociales y comunicativas, capaz de
asumir nuevos retos y de dar respuestas satisdfactorias a las demandas educativas y formativas de nuestro siglo.
Pero a la hora de disponer lo
necesario para iniciar esta nueva etapa debemos preguntarnos si la imagen que
la Facultad proyecta hacia fuera, hacia la propia Universidad y hacia la
sociedad es, en estos momentos, la que realmente merece por su trayectoria, su
trabajo y su trascendencia, es decir, la que todos desearíamos.
Deberíamos abrir bien los ojos para
ser capaces de percibir con la claridad necesaria cuál es el papel que en estos
momentos desempeña la Facultad en el desarrollo de las responsabilidades de
la Universidad, de qué manera colabora en sus órganos de gobierno y
en la toma de decisiones, si ese papel es el que realmente le corresponde. Deberíamos
considerar el peso que determina su participación en el número de estudiantes
cuya formación atiende, la
responsabilidad que significa su dedicación en la preparación de los futuros
Maestros, en la preparación del alumnado de CAFD, en la
cualificación profesional de los futuros Profesores de Secundaria, en el esfuerzo investigador y de trabajo en formación de postgrado y Doctorado.
Deberíamos considerar también el enorme esfuerzo que se viene haciendo en el proceso lento, pero necesario y firme, de ampliación y asentamiento de la investigación en los espacios científicos propios de la Educación, en sus diversos escenarios de indagación, en el proceso de proyectar su presencia, fuera de los límites de nuestra universidad, en los campus del resto de España, ampliando las relaciones internacionales más allá del entorno europeo, en especial los de los países emergentes de América Latina y de América del Norte.
Puede parece sencillo volver los ojos
a los demás y considerar que es que no se nos considera, no se nos toma en serio,
pero creemos que es la hora de mirar también hacia dentro, de hacer
autocrítica, de buscar la raíz de una situación que, sinceramente, no nos gusta
y nos parece injusta, pero que sabemos que puede cambiarse y queremos cambiar.
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